El ascenso de la familia Villarruel en el sur de la Florida parece haber sido cuidadosamente planificado desde hace más de tres décadas por el abogado venezolano Mario Villarruel Lander, quien, tras liderar la Cruz Roja Venezolana, habría trazado una ambiciosa estrategia para posicionar a su clan como una nueva dinastía de poder económico y político en Miami.
La creación del Venezuelan Business Club en 2003 marcó el primer paso de este proyecto, aunque su expansión internacional prometida nunca se consolidó y terminó funcionando más como un instrumento de autopromoción familiar que como una red empresarial real. El punto decisivo llegó con la elección de Christy Fraga como alcaldesa de Doral, donde los Villarruel intentaron ampliar su influencia, impulsando a Marion Villarruel —exsecretaria del VBC y jefa de gabinete de Fraga— como eventual sucesora en la alcaldía. Sin embargo, la independencia política de Fraga, su popularidad y los graves señalamientos que vinculan a Mario Villarruel con organizaciones criminales como el Tren de Aragua y el Cartel de los Soles, los cuales habrían llegado incluso a oídos de figuras claves del Partido Republicano, amenazan con derrumbar por completo este plan de poder familiar.
