Por Clarisa Ponce | Opinión
Los Capriles son una familia de empresarios venezolanos que han invertido parte de su fortuna en España, especialmente en el sector inmobiliario. Sin embargo, ¿de dónde proviene parte del dinero de los Capriles? ¿Es fruto de negocios legítimos o de la corrupción y el saqueo del Estado venezolano? ¿Por qué los medios de comunicación españoles no investigan el origen de sus capitales y se limitan a publicar publireportajes en favor del clan venezolano?
Una fortuna manchada de sangre
Los Capriles han hecho negocios con los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, beneficiándose de contratos con el Estado venezolano y vendiendo sus empresas a través de operadores del régimen. Así lo hicieron con la Cadena Capriles, una de las más importantes cadenas editoriales de Venezuela, fundada por Miguel Ángel Capriles Ayala, ya fallecido. Su hijo, Miguel Ángel Capriles López, y su primo, Axel Capriles, ahora son socios en empresas inmobiliarias en España.
Pero los negocios de los Capriles no se limitan a la prensa. También han tenido participación en Mercantil Servicios Financieros, tanto en Venezuela como en Panamá; en Corporación Industrial Carabobo SACA o en la compañía financiera Commercial Financial Services. Además, han seguido haciendo negocios en Venezuela, aunque de perfil más bajo, aprovechándose de las facilidades y la abundancia que les ofrece a ciertos individuos y empresas privilegiadas el país caribeño y el régimen.
Mientras tanto, Venezuela se hunde en una crisis humanitaria sin precedentes, que ha provocado la escasez de combustible, la falta de atención en los hospitales públicos, la corrupción y el despilfarro. La mayoría de los venezolanos sufren las consecuencias de un sistema que solo favorece a un reducido grupo de privilegiados. En Caracas, la burbuja de riqueza y abundancia que popularizó la moda de los bodegones se ha desinflado.
Una vida ostentosa e inmune en España
Los Capriles han trasladado parte de su fortuna a España, donde llevan una vida ostentosa y se muestran como personas muy honorables en la alta sociedad de Madrid. Allí manejan empresas como Orinoquia Capital, dedicada a invertir en la compra, venta y desarrollo de proyectos inmobiliarios. Uno de sus vehículos de inversión es Gran Roque, con el que se dedican a la remodelación y venta de viviendas de lujo en Madrid o a la construcción de viviendas a medida de personas ricas o de sociedades especulativas, propiciadoras de la gentrificación en la capital española.
Axel Capriles se centró, junto a Edric Capriles, como managing director, en Orinoquia Capital, una gestora de inversiones inmobiliarias con la que promovieron Orinoquia Real Estate Socimi, un vehículo focalizado en alquileres flexibles de corta y media estancia. Miguel Ángel Capriles optó por espacios de coworking a través de otra socimi, Agartha Real Estate.
Axel y Edric han decidido retomar la actividad promotora que hizo que llegaran a España hace casi una década. Lo harán bajo la sociedad Ocamo Promociones, en el barrio de Arturo Soria (Madrid), en un edificio de oficinas que transformarán en 20 viviendas —tres unidades por planta— de entre 70 y 100 metros cuadrados y precios en torno a los 7.500 euros el metro cuadrado. Se trata de un edificio que se sitúa en la calle José Silva 17. El inmueble fue adquirido este mismo verano por Ocamo, la sociedad patrimonial de los Capriles, a una promotora local. Ocamo prevé invertir 11,5 millones de euros, aproximadamente, para reconvertirlo en un edificio de viviendas de lujo, tal y como ha explicado el propio Edric Capriles, uno de los miembros de la familia que dirige el grupo empresarial.
La complicidad del Gobierno y de medios españoles
Los Capriles son clientes fijos de diarios y medios de comunicación españoles con un alto nivel de audiencia, donde siempre dan a conocer sus proyectos, sus negocios y la supuesta solidez de sus empresas. En ocasiones, sus entrevistas o publireportajes son exclusivos para suscriptores de los medios. En ellos dan detalles y promocionan sus negocios como si fueran ejemplos de éxito empresarial.
Sin embargo, parece que a nadie le interesa saber que el origen del dinero de los Capriles ha provenido en buena medida de los negocios con el régimen de Venezuela y que se trata de dinero de todos los venezolanos. Tampoco parece importar que ese dinero esté manchado de sangre, pues mientras la familia se enriquecía, Venezuela se desangraba.
En España, a muchos solo les interesa que el dinero de grandes fortunas extranjeras sea invertido en el país, sin importar el origen. Sin embargo, eso contrasta con el hecho de que a los ciudadanos españoles o a los inmigrantes que no poseen mayores riquezas sí los investiguen de manera más minuciosa y les apliquen trabas y controles financieros.
Los Capriles han encontrado en España un paraíso donde lavar su imagen y su dinero, sin tener que rendir cuentas y sin que nadie lo señale con el dedo. ¿Hasta cuándo?