Especial JC.-
Hasta el conocido estafador serial Erik Prince “le sacó el culo” a María Corina Machado. Aquí se cumple lo del célebre refrán “por la plata baila el mono”, para luego mutar en la frase “el amor y el interés se fueron al campo”. Esto significa que el interés económico o la conveniencia prevalecieron sobre el amor o el afecto, indicando que los intereses personales fueron más fuertes que los sentimientos de cariño.
Esta expresión popular describe una situación en la que alguien prioriza sus propias conveniencias o beneficios sobre una relación afectiva.
Prince, al igual que muchos de los que se han “arrimado” a María Corina, lo han hecho estrictamente por intereses económicos. El fundador de Blackwater, Erik Prince, el mismo que iba a salvar a los venezolanos de las garras de la dictadura, participó en la creación y ejecución del fraude denominado “Ya casi Venezuela”, para lo cual contó con la promoción y complicidad del ratero Iván Simonovis (con la aprobación de la líder Machado Parisca).
Ahora ha encontrado una nueva víctima: nada más y nada menos que el Papa León XIV.
Prince ha anunciado que financiará una nueva fuerza de seguridad privada para proteger a los cristianos del Estado Islámico en Nigeria, “donde este año ya han sido asesinados más de 7.000 creyentes por su fe”, aseguró el mercenario.
Por tal motivo, el exmarine ha solicitado al Santo Padre apoyo económico para llevar a cabo su plan de defensa de las comunidades perseguidas.
Días atrás, anunció que está construyendo una compañía militar privada para proteger a los cristianos nigerianos del ISIS, para lo cual exige financiación del Vaticano para hacerlo.
«Señor, tengo una idea mejor: ¿por qué no ayuda a mis compañeros a proteger a los cristianos nigerianos de los musulmanes que los están masacrando?», ha escrito Prince, dejando clara su intención de implicar directamente al Vaticano en una misión de seguridad privada en el país africano.
—“Que se jodan los venezolanos”, se le escuchó susurrar.
—“El Vaticano dispone de infinitos recursos económicos y una membresía más numerosa”, comentaba mientras se fumaba un exquisito puro Romeo y Julieta, cuya unidad cuesta casi 30 euros.
Prince sostiene que las comunidades perseguidas necesitan “una defensa organizada y profesional”, no sólo oraciones y comunicados de prensa, “¿y quién mejor que yo?”.
EXTREMISMO CRISTIANO
Nigeria, el país más poblado de África, se ha convertido en el epicentro mundial de la persecución religiosa. Diversas organizaciones denuncian que allí se produce la mayoría de los asesinatos de cristianos del planeta. La Lista Mundial de la Persecución 2025, elaborada por Open Doors, documenta que entre octubre de 2023 y septiembre de 2024, el 69% de los homicidios por motivos religiosos tuvieron lugar en territorio nigeriano. Además de los asesinatos, los ataques incluyen secuestros, destrucción de templos y el desplazamiento forzoso de millones de personas.
Prince, antiguo miembro de los Navy SEAL estadounidenses, fundó Blackwater en 1997, una empresa que se hizo célebre por su participación en Irak y Afganistán durante las guerras de las últimas décadas. Desde entonces, ha defendido el uso de contratistas privados como complemento o sustituto de las fuerzas armadas tradicionales en escenarios de conflicto. Ahora quiere aplicar ese mismo modelo para crear un escudo de protección para los cristianos perseguidos en Nigeria.
Las agresiones contra esta comunidad se concentran en las regiones central y septentrional del país, donde grupos yihadistas como el Estado Islámico en África Occidental (ISWAP), filial del ISIS, actúan con total impunidad. Las tácticas que emplean —masacres, ataques suicidas, secuestros masivos o incendios de aldeas— han sido calificadas como un auténtico genocidio por distintas ONG internacionales. Según los informes más recientes, más de 50.000 cristianos han muerto en los últimos catorce años a manos de milicianos islamistas, lo que refleja la magnitud y persistencia de la violencia.
«El objetivo no es promover la guerra, sino garantizar la supervivencia de quienes son perseguidos por su fe», dijo Prince en privado a sus colaboradores.
En el sombrío mundo de la guerra privada, incluso lo sagrado se convierte en un mercado potencial.
El discurso: Protección divina para obtener ganancias
En un mundo donde los contratistas militares privados se han convertido en herramientas del arte de gobernar y de la política corporativa, surge una propuesta propia de este enajenado mental: que el Vaticano financie un ejército privado para proteger a los cristianos nigerianos de extremistas violentos.
Históricamente, dicha idea no es nueva. El Vaticano financió guerras y ejércitos durante la Edad Media y el Renacimiento.
Prince trata de valerse de su actual proximidad al poder de Donald Trump para extender sus negocios.
Erik Prince ha expandido agresivamente sus operaciones militares privadas en zonas de conflicto, desde Ucrania hasta Haití. Previamente, propuso desplegar “contratistas” extranjeros en Nigeria para combatir a Boko Haram. Su modelo de negocio identifica constantemente las regiones en crisis como oportunidades de mercado, posicionando a su red de antiguos operadores de las fuerzas especiales como soluciones integrales para problemas de seguridad complejos.
El manual del príncipe: una historia de la guerra como negocio
Para comprender cómo podría desarrollarse una propuesta de este tipo, basta con examinar las tácticas empresariales documentadas de Prince y su enfoque filosófico ante los conflictos. El exoficial de los Navy SEAL ha dedicado décadas a perfeccionar un controvertido modelo de negocio que identifica vacíos de seguridad y posiciona a sus empresas como soluciones, a menudo con mínima supervisión gubernamental.
La trayectoria profesional del Príncipe demuestra un patrón consistente de explotación de zonas de conflicto para obtener ganancias:
https://es.wikipedia.org/wiki/Constellis
El genocidio de los cristianos en Nigeria: el último emprendimiento de Prince
En varias regiones de Nigeria, especialmente en el centro y norte del país, las comunidades cristianas sufren ataques sistemáticos que incluyen asesinatos, secuestros, destrucción de iglesias y robo de propiedades. Estos ataques han desplazado a millones de personas y han provocado una creciente inseguridad en zonas rurales y urbanas.
El genocidio es llevado a cabo por grupos terroristas como el Estado Islámico en África Occidental (ISWAP), una filial del Estado Islámico (ISIS) en la región, que utiliza tácticas extremistas como atentados suicidas, emboscadas, masacres y secuestros masivos.
Según informes de diversas organizaciones internacionales, más de 7.000 cristianos han sido asesinados en Nigeria en lo que va de 2025, un año en el que se ha producido un fuerte aumento de la persecución religiosa. Además, se estima que más de 50.000 han muerto en los últimos 14 años, lo que refleja la gravedad de la situación en el país africano y la violencia del terrorismo islámico.