Casi cinco años después del incidente ocurrido el 20 de enero de 2020, el empresario Víctor de Aldama compareció voluntariamente ante la Audiencia Nacional el jueves pasado para revelar detalles inéditos sobre la llegada de la vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, a España.
Aldama, investigado por su presunta participación en la trama de corrupción del caso Koldo, fue quien organizó el viaje de Rodríguez y desmintió las versiones oficiales ofrecidas por el Gobierno español. Su testimonio, ante el juez y el fiscal anticorrupción, dibuja un escenario de tensión y presiones políticas en el que la vicepresidenta venezolana habría amenazado directamente al presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, para evitar su detención en el aeropuerto de Madrid-Barajas.
Según el relato de Aldama, Rodríguez, consciente de la prohibición de entrada a territorio europeo que pesaba sobre ella debido a sanciones impuestas por la Unión Europea bajo alegatos de violaciones de derechos humanos en Venezuela, exigió hablar con Sánchez a través del entonces ministro de Fomento, José Luis Ábalos. La mandataria, según el testimonio del empresario, habría advertido: “Si me detienen, vamos a tener un problema grave”. Esta llamada se habría producido en presencia de Ábalos y del propio Aldama, dentro del avión en el que viajaba Rodríguez.
Aldama aseguró que el Gobierno español, incluyendo a Sánchez, Marlaska y Ábalos, estaba al tanto de la llegada de Rodríguez con un mes de antelación y le habían garantizado una estancia sin contratiempos, a pesar de las sanciones. Sin embargo, dos horas antes del aterrizaje, la situación cambió drásticamente. Las autoridades españolas informaron a la vicepresidenta, a través de Aldama y Koldo García, asesor de Ábalos, que debía dar la vuelta, ya que sería detenida si pisaba suelo español.
Aldama se negó a transmitir el mensaje, lo que desencadenó la intervención de Ábalos. “Entiendo que se notificó al presidente de lo que estaba pasando y ordenó que fuese Ábalos quien fuera al aeropuerto”, comentó Aldama ante el juez.
La intervención de Ábalos y las tensas horas en la sala VIP
Desobedeciendo la orden de impedir el aterrizaje de Delcy Rodríguez, José Luis Ábalos, entonces ministro de Fomento, se dirigió al aeropuerto de Barajas junto a Víctor de Aldama. “El que no tenía que ir esa noche era el ministro”, puntualizó Aldama en su declaración.
La intervención de Ábalos, según el testimonio del empresario, fue crucial para evitar la detención de la vicepresidenta venezolana. El ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, habría intercedido para que el comisario del aeropuerto permitiera a Rodríguez y su comitiva descender del avión y acceder a la sala VIP de la terminal de vuelos privados, eludiendo así el control de pasaportes y la posible detención.
En la sala VIP, Rodríguez, Ábalos, Aldama y Koldo García, asesor de Ábalos, permanecieron durante cinco largas horas. Durante ese tiempo, se barajaron diversas opciones para resolver la delicada situación, incluyendo una propuesta de García, que según Aldama “se le ocurrían cosas magníficas”, de solicitar la intervención de la ministra de Defensa, Margarita Robles, para que dos cazas escoltaran el avión de la vicepresidenta en su regreso a Venezuela.
Finalmente, Delcy Rodríguez pasó la noche en la sala VIP y abandonó España a primera hora del día siguiente en un vuelo regular con destino a Qatar.
Aldama desmintió las especulaciones sobre un supuesto traslado de oro por parte de la delegación venezolana. “No necesita venir con maletas llenas de oro, las manda por valija diplomática y fin de la historia”, afirmó.
El empresario sugirió que el viaje de Rodríguez se interpretó, en parte, como un gesto de desagravio por parte del Gobierno español hacia la administración de Nicolás Maduro, tras el reconocimiento de Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela por parte de España. Este reconocimiento, según Aldama, fue percibido como una traición por parte de Maduro, quien había apoyado a Pedro Sánchez en su candidatura a la presidencia de la Internacional Socialista.
Veinte versiones y una carta: La contradicción del relato oficial
Víctor de Aldama insistió en la contradicción entre su testimonio y las versiones oficiales ofrecidas por el Gobierno español sobre el incidente del 20 de enero de 2020. “He escuchado veinte versiones diferentes de este viaje”, declaró Aldama. El empresario reiteró que el Gobierno español, en sus máximos niveles, estaba al tanto del viaje de Delcy Rodríguez y de la prohibición de entrada que pesaba sobre ella.
“El Gobierno de España estaba enterado por el presidente, por el señor Marlaska y por el señor Ábalos, obviamente, que hablaba directamente con Delcy Rodríguez a través de mi móvil y sabían del viaje”, afirmó. Ábalos, según Aldama, le había asegurado a Rodríguez que tendría un viaje tranquilo y sin problemas.
Para sustentar su versión, Aldama se refirió a una carta, incluida en el sumario del caso, que demostraba que el Gobierno conocía la visita de Rodríguez con un mes de antelación. Esta carta, firmada por Ábalos, pero redactada por el propio Aldama, era una invitación formal dirigida a la vicepresidenta venezolana.
A pesar de las garantías ofrecidas por Ábalos, Rodríguez expresó su preocupación antes del viaje: “Me dijo: ‘Espero que no estén jugando con nosotros'”. Aldama aseguró haberle transmitido la confirmación del ministro y del propio presidente del Gobierno. En el sumario también figura un mensaje de texto de Ábalos a Pedro Sánchez informándole de la visita, a lo que el presidente respondió con un simple “ok”. Este intercambio de mensajes, junto con la carta de invitación, desmentiría la versión oficial del Gobierno, que sostenía que la llegada de Rodríguez a España fue una sorpresa.
Una agenda frustrada: Cenas, reuniones y el interés por “El Pollo” Carvajal
La visita de Delcy Rodríguez a España no se limitaba a una breve escala en el aeropuerto de Barajas. Según el testimonio de Víctor de Aldama, la vicepresidenta venezolana tenía una agenda de actividades que incluía reuniones con altos cargos del Gobierno español y una derivada empresarial relacionada con la aerolínea Air Europa.
Aldama reveló que se había alquilado una casa en el exclusivo barrio madrileño de El Viso para alojar a Rodríguez durante su estancia. La seguridad de la residencia fue revisada minuciosamente por el Ministerio del Interior español, el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), la embajada de Venezuela y el jefe de seguridad de la propia vicepresidenta. “Yo mismo alquilé la casa en la que se iba a quedar”, precisó Aldama, añadiendo que “Interior mandó a Policía y CNI, la embajada de Venezuela mandó a su seguridad y una semana antes vino su jefe de seguridad”.
El programa de actos incluía una cena con varios ministros, entre ellos Fernando Grande-Marlaska (Interior), Teresa Ribera (Transición Ecológica), Salvador Illa (Sanidad en aquel entonces), María Jesús Montero (Hacienda) y el propio José Luis Ábalos (Fomento), además del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
La gestión de la visita, según Aldama, se realizó a través del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y no del Gobierno, debido a la advertencia del Ministerio de Exteriores sobre la sanción que pesaba sobre Rodríguez. A pesar de ello, se permitió el viaje, una decisión que, en palabras de Aldama, “Si no se hubiese permitido, no habríamos tenido el lío que tuvimos”.
Además de las reuniones con miembros del Gobierno, Rodríguez tenía previsto un encuentro con la fiscal general del Estado, cuyo nombre no se aclaró, aunque la titular entonces era María José Segarra, “para un tema que le interesaba a Venezuela que era ‘el Pollo’ Carvajal”, según el testimonio de Aldama. Este encuentro, se iba a celebrar, aunque vale acotar que el cese de Segarra y la nominación de Dolores Delgado como su sucesora ya eran de conocimiento público.
El interés venezolano en “El Pollo” Carvajal y los negocios de Air Europa
La figura de Hugo ‘El Pollo’ Carvajal, exjefe de la inteligencia militar venezolana durante el mandato de Hugo Chávez, era central en el interés de Delcy Rodríguez por reunirse con la fiscal general del Estado de España. Carvajal, quien se había enfrentado a Nicolás Maduro y se había refugiado en España, era reclamado por Estados Unidos por su presunta vinculación con el narcotráfico y se le consideraba poseedor de información sensible sobre la administración chavista.
En aquel momento, Carvajal se encontraba detenido en España y había logrado aplazar su extradición a Estados Unidos a cambio de colaborar con la Audiencia Nacional, ofreciendo información sobre los supuestos vínculos entre figuras el chavismo y el partido político español Podemos. La justicia española, sin embargo, archivó la investigación y Carvajal fue finalmente extraditado a Estados Unidos.
Aldama no mencionó explícitamente el nombre de la fiscal general del Estado con la que Rodríguez pretendía reunirse, pero en aquel entonces, enero de 2020, María José Segarra ocupaba el cargo de forma interina. El abogado del empresario tampoco ofreció detalles al respecto.
Además del interés por el caso Carvajal, el viaje de Rodríguez a España tenía una motivación empresarial. Aldama, contratado meses antes por Air Europa, buscaba recuperar 200 millones de euros que la aerolínea tenía bloqueados en Venezuela. Esta gestión económica, según su declaración, formaba parte de los objetivos de la visita de la vicepresidenta.
La reunión con altos cargos del gobierno español, la posible intervención con la fiscal general en funciones en relación a Carvajal, y la recuperación de los fondos de Air Europa dibujaban una agenda compleja que quedó truncada por la prohibición de entrada a Rodríguez en territorio europeo. El testimonio de Aldama sitúa estos intereses en el centro de la controvertida visita y cuestiona la versión oficial ofrecida por el Gobierno español.
Aldama, Ábalos y las gestiones en México: Un historial de contactos
Meses antes del incidente en Barajas, Víctor de Aldama ya había actuado como intermediario en gestiones del Gobierno español, específicamente con México. En febrero de 2019, organizó un viaje oficial a México para facilitar la participación de empresas españolas en la construcción del Tren Maya, un megaproyecto de infraestructura impulsado por el gobierno mexicano. En este viaje, Aldama acompañó a José Luis Ábalos, entonces ministro de Fomento, a su jefe de prensa, al presidente de Ineco (empresa pública de ingeniería y consultoría) y a Koldo García, asesor de Ábalos.
Según el testimonio de Aldama, el Gobierno español recurrió a él porque consideraba que el embajador español en México en ese momento, Juan López Doriga, podría obstaculizar las negociaciones. “Koldo dijo: ‘No es de los nuestros’!”, relató Aldama ante el juez. El empresario afirmó que el viaje culminó con la firma de un convenio bilateral y lo calificó como “un total éxito”.
Previamente, en diciembre de 2018, Aldama había viajado con Ábalos a Oaxaca (México) para negociar el establecimiento de una línea aérea directa entre Madrid y Oaxaca operada por Air Europa. Estas gestiones previas en México, junto con la organización del viaje de Delcy Rodríguez a España, muestran el papel de Aldama como intermediario en asuntos internacionales y su estrecha relación con José Luis Ábalos.
El empresario afirmó que el propio Pedro Sánchez le agradeció su labor en un acto del PSOE, un encuentro que quedó registrado en una fotografía publicada por el diario El Mundo.
El testimonio de Aldama ante la Audiencia Nacional no solo arroja luz sobre el episodio de Delcy Rodríguez en Barajas, sino que también revela la trama de contactos e influencias en la que se movía el empresario y su vinculación con altas esferas del Gobierno español.