Por Santos Luzardo | Opinión
Como si fuera una manga de coleo, como si estuviéramos disfrutando de una divertida tarde de toros coleados, pero sin los caballos ni los toros, aunque sí con la presencia de los “cachos”, así damos inicio a este runrún que llega a nuestra redacción.
Recientemente, en la muy conocida urbanización de Las Casas Bote (ubicada entre las ciudades de Puerto La Cruz y Lechería, en Venezuela) estalló un escándalo de marca mayor, por la connotación mediática de los involucrados y porque el público asistente en primera fila es de clase acomodada, parte del jet set de la ciudad de Lechería. Yo diría que allí convive la crema y nata del chisme citadino.
Resulta que la primera actriz en este episodio de cuernos e infidelidades es nada más y nada menos que la muy reconocida influencer identificada como “LA PLATIROSI“, la cual fue sacada en cueros de su vivienda por su cornudo marido, en medio de gritos y empujones, pidiendo a toda voz que los vecinos reconocieran “a esa p…”. [El marido] Quería que regaran la voz, que la había encontrado en su propia cama con otro hombre, y hasta la amenazó con darle unos correazos, pero no pudo concretar la acción debido a la intervención de un fornido vecino que corrió presuroso a proteger a “la pobre mujer”, el cual obligó al deshonrado marido a desistir de propinar el castigo en retribución por su vergüenza. Es aquí, en medio de este altercado, que el apuesto caballero encontrado in fraganti con la hermosa dama, logra escabullirse hasta su vehículo y abandona el escenario de manera presurosa.

Es bueno destacar que esta bella “dama” es la misma que mantuvo una relación amorosa con el exalcalde Jhonnathan Marín (prófugo de la justicia) y luego pasó a manos del muy tristemente recordado Pedro León (el Zar de la Faja Petrolífera del Orinoco), relación esta que le valió la consecución de unos cuantos jugosos contratos, ejecutados por su padre, logrando amasar una cuantiosa fortuna.
Lo que más ha dolido dentro de la familia Baloa es que los padres habían advertido a su hoy deshonrado hijo sobre la calaña de la mujer con quien se había puesto a vivir, y que lamentan profundamente haberles regalado ese inmueble en Casas Bote a su hijo, y este, desgraciadamente, lo pasó a nombre de su “amada señora”, y esta ahora se niega a devolverlo. No hay duda de que EL AMOR ES CIEGO.