Alejandro Ceballos Jiménez: Empresario venezolano vinculado a operaciones internacionales de lavado de dinero

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Especial por Santos Luzardo

En octubre del año pasado, la opinión pública española se sorprendió al conocer que Alejandro Ceballos Jiménez, un empresario venezolano vinculado al mundo de la construcción, logró ingresar a España en pleno confinamiento por la pandemia del COVID-19. Lo hizo a través del Aeropuerto Internacional de Barajas, Madrid, cuando los vuelos procedentes de Sudamérica estaban estrictamente restringidos. Todo gracias a conexiones al más alto nivel del gobierno de Pedro Sánchez.

Una entrada privilegiada en tiempos de cierre

Según revelaron medios como Libertad Digital, la documentación de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil confirmaba que Ceballos fue recibido con honores reservados a diplomáticos o funcionarios de Estado. El empresario sostuvo una reunión en el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana el martes 30 de marzo de 2021, bajo la gestión del entonces ministro José Luis Ábalos. El encuentro fue coordinado por la jefa de su secretaría particular, Ana Mª Aranda Jaraices.

El nombre de Ceballos aparece citado con pasaporte oficial, y su visita fue gestionada por una red que, según fuentes policiales, habría introducido a varios venezolanos a través de los mismos mecanismos. Un hecho especialmente alarmante si se considera que aún existían estrictas medidas de entrada al país por la pandemia. ¿Qué tipo de fuero o protección diplomática tenía Alejandro Ceballos para recibir tal tratamiento?

Un empresario con historial internacional

Ceballos y su familia eran conocidos en Venezuela por su participación en el sector de la construcción, especialmente en el estado Miranda. También estuvieron vinculados al mundo hípico, restaurando el Hipódromo La Rinconada y participando activamente en carreras de caballos tanto en Venezuela como en Estados Unidos, a través de su empresa Grupo 7C Racing Stable, con sede en Florida.

Uno de sus caballos, Majesto, llegó a competir en el Derby de Kentucky en 2016, aunque terminó en el puesto 18 de 20. Ese mismo año, su empresa Alfamaq —junto a socios con direcciones en Miami— invirtió cerca de 34 millones de dólares para adquirir alrededor del 10% de la minera canadiense Gold Reserve Inc.. También operaron un casino en Panamá, que acabaron llevando a la quiebra.

Señales de alerta: lavado de dinero y empresas fantasma

La actividad financiera de la familia Ceballos levantó sospechas hace más de una década. En 2013, la sucursal de Miami del Banco Espírito Santo de Portugal —operando bajo el nombre Brickell Bank— emitió un Informe de Actividad Sospechosa (SAR, por sus siglas en inglés) alertando sobre transacciones relacionadas con los Ceballos.

Según ese informe, más de 100 millones de dólares fluyeron a través del banco antes de que fuera investigado por lavado de dinero tanto en Estados Unidos como en Portugal. El banco fue finalmente cerrado. El SAR señalaba movimientos por un total de 206 millones de dólares, realizados a través de firmas asociadas a diversos miembros de la familia.

Uno de los mecanismos utilizados fue la apertura de una cuenta corriente comercial en 2012 por medio de Sarleaf Limited, una empresa fantasma con sede en el Reino Unido. Según el informe, su estructura fue diseñada específicamente para mantener en el anonimato a los Ceballos.


¿Un empresario de éxito o una pieza clave en una red de lavado de dinero con conexiones gubernamentales? La figura de Alejandro Ceballos Jiménez continúa generando interrogantes. Algunos rumores —sin confirmar hasta la fecha— apuntan a que podría haber sido reclutado por agencias internacionales como la DEA, con el fin de vincular al régimen de Nicolás Maduro con el narcotráfico internacional. ¿Mera especulación o parte de un ajedrez geopolítico en marcha?

Una familia implicada hasta el fondo

Quedó evidenciado que los beneficiarios de la cuenta corriente comercial abierta por Sarleaf Limited no eran solo Alejandro Ceballos y su hermano Javier Francisco. También figuraban sus hermanas Luz Marina, Zoraida Josefina y Maura Virginia, así como su madre, Maura Betty, matriarca de la familia.

Los Ceballos vivieron en Colombia durante la década de 1960, donde el padre de familia dirigía un negocio de construcción. Tras su fallecimiento, regresaron a Venezuela. Allí, Maura Betty y sus hijos trabajaron juntos en el mismo grupo de empresas constructoras. El hijo mayor, Nelson, asumió el rol de patriarca hasta su muerte, siendo sucedido por Alejandro, quien se convirtió en la cabeza del conglomerado, supervisando tanto las operaciones constructivas como las actividades ecuestres.

Contratos públicos y negocios turbios

Los proyectos de obras públicas ejecutados por las empresas de Ceballos llamaron la atención de los funcionarios del banco en Miami. Entre ellos, la remodelación del emblemático Poliedro de Caracas. Además, Maple View Limited —otra empresa del grupo, registrada en Nueva Zelanda— importó acero brasileño destinado a viviendas sociales dentro del programa Misión Che Guevara, un proyecto que nunca llegó a concretarse.

En paralelo, medios venezolanos vincularon a Alejandro Andrés Ceballos con el entonces ministro del Interior, Rodolfo Sanz. Las acusaciones sugerían la apropiación indebida de 500 millones de dólares en fondos públicos, así como otros 120 millones por concepto de “honorarios profesionales” en un contrato altamente cuestionado con una empresa china.

Posteriormente, cuando Sanz asumió el Ministerio de Industria Básica y Minería, recibió un rol aún más estratégico tras la nacionalización de la siderúrgica Sidor, ordenada por el presidente Hugo Chávez en abril de 2008. Ceballos incluso salió públicamente en defensa del ministro a través de un blog corporativo.

Gold Reserve Inc. y la madeja internacional

En 2016, Alejandro lideró a un grupo de familiares y socios comerciales para adquirir una participación cercana al 10% de Gold Reserve Inc., una minera canadiense que regresaba a Venezuela tras un arbitraje internacional por expropiación. Entre los nuevos inversionistas domiciliados en Doral, Florida, figuraban proveedores de Alfamaq, miembros de la familia de la tercera esposa de Ceballos y una influyente familia venezolana con nexos anteriores con la mina.

La financiación del fallido proyecto de viviendas sociales parecía, en parte, provenir de PDVSA, aunque oficialmente debía estar respaldado por Energy Coal, una empresa italiana que había ganado un contrato por 126 millones de dólares. Sin embargo, una investigación posterior del gobierno venezolano reveló que dicha empresa no tenía la experiencia técnica necesaria y subcontrató el proyecto a Sarleaf Limited, controlada por los Ceballos.

Pero lo más llamativo vino después. Filtraciones de los FinCEN Files revelaron que Energy Coal pertenecía a Oleksandr Yanukovych, hijo del expresidente ucraniano Viktor Yanukovych, cliente del estratega electoral de Donald Trump, Paul Manafort. Tanto el padre como el hijo han sido acusados de desviar millones de fondos públicos de Ucrania a través de empresas pantalla. Una de ellas, según un SAR, era precisamente Energy Coal.

Cosa Nostra tropical

Los registros de la División de Corporaciones de Florida muestran que tanto Javier Francisco como Luz Marina Ceballos figuran como gerentes en varias compañías registradas en el estado. Estas tienen como dirección común una lujosa residencia en Jockey Circle, en la ciudad de Davie, al sur de Florida.

Esa mansión de ocho habitaciones, ubicada en el número 2701 de dicha calle —valorada en más de 2,5 millones de dólares— fue adquirida el 1 de enero de 2012 por Urace LLC, una compañía administrada por Alejandro Ceballos. La propiedad, situada cerca del hipódromo de Gulfstream Park donde compiten los caballos de la familia, actualmente se encuentra desocupada y en venta.


Conclusión: ¿Narcotraficante, testaferro o pieza clave?

El entramado financiero y político que rodea a Alejandro Ceballos Jiménez y su familia, sumado a sus vínculos con obras públicas, empresas pantalla y personajes con historial oscuro, deja muchas preguntas abiertas. ¿Fue reclutado por la DEA como señalan algunos rumores? ¿Se convirtió en pieza de un juego mayor para cercar al régimen venezolano desde dentro? O, simplemente, ¿fue otro millonario más que jugó demasiado cerca del fuego?

Lo que es claro es que, detrás de la fachada de empresario ecuestre y contratista, se esconde una historia con implicaciones internacionales, flujos millonarios y conexiones que van desde Miraflores hasta Kiev, pasando por Madrid, Miami y los tribunales más discretos del planeta.

Entre yates, reguetón y bonos del Estado

El universo Ceballos también tiene sus excentricidades. Jesús, hijo de Alejandro Ceballos, fue parte del dúo de reguetón “Jesús y Yorky”, conocido por grabar videos musicales con coreografías exuberantes en mansiones y yates, reflejo de una vida de lujos financiada con dinero de origen cuestionable.

El imperio familiar colisiona en algunos puntos con otra figura polémica del mundo financiero latinoamericano: el empresario argentino-israelí Diego Marynberg, operador clave en el manejo de bonos del Estado venezolano.

En 2015, Sarleaf Limited —la empresa británica asociada al clan Ceballos— cambió su nombre a Steeleaf International Limited. Al año siguiente, esta nueva entidad transfirió 15 millones de dólares al Banco del Orinoco en Curazao. Dicho depósito provino en su mayoría de la venta de bonos venezolanos a través de Marynberg y su empresa Mercantil Valores Agente de Valores. La operación no pasó desapercibida: en 2018, la policía argentina citó ese movimiento dentro de una investigación por corrupción relacionada con la familia Kirchner. Poco después, las autoridades de Curazao retiraron la licencia al banco, acusándolo de falsificar documentos y violar leyes contra el lavado de dinero y financiamiento del terrorismo.


Maldición familiar: muerte y obras inconclusas

Las sombras también alcanzaron al hermano mayor de Alejandro. Se cree que Nelson Ceballos fue asesinado tras conflictos con dirigentes del partido PPT, con quienes había compartido negocios en la Corporación Venezolana de Guayana (CVG).

Entre los proyectos inconclusos más ambiciosos del grupo figura la reconstrucción del Sistema Teleférico Waraira Repano–Macuto, destinado a conectar Caracas con el estado Vargas atravesando la cordillera. La obra nunca se terminó.


Panamá: el segundo paraíso

Alfamaq amplió su actividad internacional en Panamá, donde desarrolló proyectos residenciales como Costa Esmeralda, a pocos minutos del Aeropuerto Internacional de Tocumen, y Altamira Gardens, un conjunto de 9 edificios ubicado en la avenida Centenario, junto al estadio Rod Carew.

Además, el clan operó un pequeño casino que acabó en quiebra, aunque, según investigaciones, sirvió como mecanismo para lavar dinero. Las autoridades panameñas, hasta la fecha, no han mostrado una reacción proporcional a la magnitud del entramado.


Haras, caballos y la estrategia de “traquetos”

Alejandro Ceballos también es presidente de Agropecuaria Aruma, propietaria del Haras Urama en el estado Yaracuy. Allí mantenía una importante cantidad de caballos purasangre, muchos de los cuales habían competido en Estados Unidos a través del Grupo 7C Racing Stable, con sede en Florida. La estrategia era clara: adquirir ejemplares de pedigrí, hacerlos correr en circuitos de prestigio y luego llevarlos a Venezuela para convertirlos en padrillos.

Una práctica común entre empresarios vinculados al lavado de dinero, donde la industria hípica sirve como fachada respetable para operaciones ilegales.


El misterio de Las Villas

En la exclusiva urbanización Las Villas de Lechería, la familia Ceballos llegó a poseer al menos 12 parcelas y tres mansiones de gran valor. Sin embargo, vecinos y residentes afirman no recordar haberlos visto jamás. Un detalle curioso para una familia con un historial tan visible.


El “Acapulco Venezolano”: otro capítulo turbio

En 2019, se abrieron investigaciones por presuntos hechos de corrupción vinculados al llamado “Acapulco Venezolano”. En el año 2014, la alcaldía del municipio Simón Bolívar creó una empresa paramunicipal llamada KAMACUTO C.A. dirigida por Zelin Avendaño y Luis Medrano, quienes habrían cedido terrenos del ejido municipal a empresas privadas que luego los revendían por hasta 250 mil dólares, retornando al Estado apenas una fracción en forma de aranceles.

Se calcula un sobreprecio superior al 10.000%. Entre los empresarios señalados como beneficiarios de esta operación figuran Alejandro Ceballos, Carlos Kauffman y Franklin Durán, estos últimos también implicados en el famoso caso del maletín de Antonini Wilson en 2007.


Conclusión: Del reguetón a las cloacas del poder

El caso de los Ceballos representa una radiografía descarnada de cómo se entrelazan la corrupción estructural, las finanzas internacionales, la élite política y los mecanismos de impunidad en América Latina. Desde operaciones millonarias con bonos estatales hasta casinos, mansiones, caballos de pedigree y yates musicales, el clan ha dejado huella en Venezuela, Panamá, Estados Unidos y Europa.

¿Una red criminal encubierta bajo contratos estatales y purasangres? ¿O solo el retrato de una familia que supo capitalizar el caos venezolano? La verdad —como siempre— se encuentra en los documentos, los flujos de dinero, y los silencios de las instituciones.

Ex presidente de Ucrania

 

Hijo ex presidente

 

Asesor de la campaña de Trump

 

 

Mansión Ceballos

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Mansión Ceballos

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