Cuando en 2013, el actor venezolano Daniel Alfredo Ojeda se asoció en EE.UU. con su compatriota Tito Figueroa C., en la compañía Millennium-Empire, para captar inversiones destinadas a la compra, remodelación y reventa de inmuebles, la sociedad entre ambos no surgió de la nada.
Para entonces, tanto Ojeda como Figueroa C., ambos en aquel momento de poco menos de 30 años de edad, habían tenido problemas en EE.UU. con la ley: Ojeda por drogas y Figueroa por un pequeño hurto en una tienda Lowe’s.
Tal vez sus padres pensaron que así ayudarían a sus hijos a enderezar su rumbo. Fue de esa manera que los padres de ambos, quienes mantenían una vieja amistad y sociedad, volvieron a unir fuerzas.
En 1993, Alfredo Ojeda Gudiño, padre del actor, salió cómodo de su cargo estatal como presidente de la Fundación de Inversiones de Mantenimiento de Hospitales (FIMA), ante la defenestración del entonces presidente Carlos Andrés Pérez, por hechos de corrupción.
Años después de comprar, también en 1993, una costosa casa en Boca Ratón, Florida, con los “ahorros” de aquella época como funcionario público, Ojeda Gudiño incursionó en Venezuela, en el terreno privado, como contratista.
De esa incursión surgió la sociedad en Caracas entre Alfredo Ojeda Gudiño y Tito Figueroa Atías, el padre de Tito Figueroa C., en Organización Alti, C.A., una contratista bautizada con las iniciales de ambos y dedicada a obras de remodelación.
Ojeda (padre) aportaba así la experiencia que obtuvo en la FIMA, cuando, con más éxito para su bolsillo que para los hospitales, era el encargado de contratar la remodelación de centros asistenciales en Venezuela.
Así, los ahora fugitivos José y Chamel Gaspard Morell, se convirtieron en prestamistas de millones de dólares para los emprendimientos que Ojeda (padre) y Figueroa (padre), en combinación con sus respectivos hijos, iniciaron en EE.UU. en la segunda década del siglo actual.
Millennium-Empire engendró a otras compañías en EE.UU., financiadas por los Gaspard, en las que Tito Figueroa (hijo) ha sido el rostro visible, y que han terminado sumergidas en un remolino de malversación y fraudes.
Quizás Tito Figueroa (hijo) ha querido emular de alguna manera a su padre, quien además de su opaca carrera como contratista del sector público en la era del chavismo, también se ha visto inmiscuido en presuntos fraudes en Venezuela, reveló @josepgonzalez687.