Daniel Alfredo Ojeda es un modelo y actor venezolano cuyos sueños de fama lo llevaron a tratar de probar suerte en Hollywood y en otras latitudes, aunque con escaso éxito. Así ha hecho de productor, actor secundario y extra en series de televisión, films, videos musicales y telenovelas.
En Venezuela, el nombre de Ojeda quizás a muchos no les diga nada. Sin embargo, su historia personal supera quizás a la ficción de las producciones en las que ha trabajado. Un caso de drogas en EE.UU. le costó a Ojeda cumplir una libertad supervisada entre 2009 y 2014.
Mientras Ojeda cumplía su sentencia y mantenía silenciado aquel engorroso incidente, continuó no solo desarrollando su carrera artística, sino también representando a la comunidad donde residía en Miami, siendo electo en 2012 como miembro del Consejo Comunitario de West Kendall.
Pero Ojeda tiene una faceta todavía menos conocida. La de empresario. En 2012 estableció en EE.UU., en solitario, una compañía denominada Millennium-Empire, en la que ya para 2013, estaba asociado con Tito Figueroa, otro venezolano de entonces también poco menos de 30 años.
El propósito de Millennium-Empire era la compra, remodelación, alquiler y reventa de inmuebles, usando para ello préstamos e inversiones de extranjeros -especialmente venezolanos- que buscaban obtener o mejorar su estatus migratorio en Estados Unidos.
La sociedad entre Ojeda y Figueroa contó tras bastidores con el impulso de los progenitores de ambos, antiguos conocidos en Venezuela. Fue así que los “ilustrísimos” padres de los jóvenes socios se dedicaron a conseguir inversores y prestamistas para sus hijos.
Los Ojeda y Figueroa, quienes recibieron financiamiento crediticio de los ahora fugitivos venezolanos José y Chamel Gaspard Morell, terminaron envueltos en una espiral de presuntos fraudes inmobiliarios, por las que todavía hoy sus acreedores buscan ser resarcidos, reveló @josepgonzalez687.